¿Qué es el hígado graso no alcohólico, que afecta a 1 de 4 y suele no diagnosticarse?

06/05/2022 - 12:15 am

Los expertos advierten que la enfermedad del hígado graso no alcohólico «es una afección común que a menudo queda oculta o pasa desapercibida en la atención médica rutinaria».

Madrid, 6 de mayo (Europa Press).- Se estima que aproximadamente uno de cada cuatro adultos en todo el mundo tiene una afección hepática que es factor de riesgo de enfermedad cardíaca, según una nueva declaración científica de la Asociación Americana del Corazón publicada en la revista revisada por pares de la Asociación, Arteriosclerosis, Thrombosis, and Vascular Biology.

La enfermedad, denominada hígado graso no alcohólico (EHGNA), se produce cuando se depositan cantidades anormalmente elevadas de grasa en el hígado, lo que a veces provoca inflamación y cicatrices. La prevalencia de la EHGNA es una estimación, dadas las dificultades de diagnóstico de la enfermedad, que se detallan en la declaración.

La declaración científica de la Asociación Americana del Corazón es un análisis experto de la investigación actual y puede servir de base para futuras directrices. Las organizaciones profesionales especializadas en gastroenterología han publicado anteriormente declaraciones sobre esta enfermedad, pero se centran en la toxicidad del hígado (incluidas las cicatrices, la cirrosis y el cáncer de hígado) y no en el riesgo de cardiopatía. Esta es la primera declaración de la Asociación sobre el hígado graso no alcohólico.

«La enfermedad del hígado graso no alcohólico es una afección común que a menudo queda oculta o pasa desapercibida en la atención médica rutinaria. Es importante conocerla y tratarla a tiempo porque es un factor de riesgo de daño hepático crónico y de enfermedad cardiovascular«, alerta el doctor P. Barton Duell, presidente del comité de redacción de la declaración y profesor de medicina en el Instituto Cardiovascular Knight y en la División de Endocrinología, Diabetes y Nutrición Clínica de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón, en Estados Unidos.

Existen dos tipos de HGNA: uno en el que sólo hay grasa en el hígado (llamado hígado graso no alcohólico), y otro en el que también hay inflamación y cicatrización (llamado esteatohepatitis no alcohólica o EHNA). La ingesta excesiva de alcohol puede causar depósitos de grasa y disfunción hepática similares, por lo que el término HGNA se utiliza para diferenciar entre la enfermedad causada por la ingesta excesiva de alcohol y la enfermedad sin alcohol como causa subyacente.

El HGNA puede no ser diagnosticado durante años, por lo que la declaración hace hincapié en la necesidad de concienciación y seguimiento del HGNA, el acceso a mejores herramientas de cribado y tratamiento y destaca los cambios en el estilo de vida para ayudar a prevenir y tratar el trastorno.

Las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte en personas con HGNA. Estas enfermedades comparten muchos de los mismos factores de riesgo, como el síndrome metabólico (elevación de los niveles de azúcar y triglicéridos en sangre, aumento de la grasa abdominal e hipertensión arterial), la diabetes de tipo 2, la intolerancia a la glucosa (prediabetes) y la obesidad. Sin embargo, las personas con HGNA corren un mayor riesgo de padecer una enfermedad cardíaca que las personas que presentan los mismos factores de riesgo de enfermedad cardíaca sin la afección hepática.

El HGNA suele prevenirse manteniendo un peso corporal saludable, haciendo ejercicio con regularidad, siguiendo una dieta de alimentos saludables para el corazón y controlando afecciones como la diabetes de tipo 2 y los triglicéridos elevados (un tipo de grasa) en la sangre. Los factores genéticos también influyen en que una persona desarrolle EHGNA y en que ésta derive en EHNA, cirrosis o cáncer de hígado.

«Aunque una vida sana puede ayudar a evitar la HGNA en muchas personas, algunas pueden desarrollarla a pesar de sus esfuerzos –afirma Duell–. En el otro extremo del espectro, algunos individuos pueden tener una composición genética que les protege de desarrollar HGNA a pesar de tener obesidad, diabetes de tipo 2, síndrome metabólico, hábitos dietéticos poco saludables o ser sedentarios».

La mayoría de las personas con HGNA no están diagnosticadas, lo que supone un obstáculo para un tratamiento médico óptimo, según el comunicado. Las fases iniciales de la HGNA no suelen presentar síntomas y las personas se sienten bien, y los análisis de sangre rutinarios pueden no mostrar anomalías hepáticas.

A menudo, la elevación de las enzimas hepáticas en sangre, un posible signo de HGNA, puede atribuirse erróneamente a un efecto secundario de la medicación o al consumo reciente de alcohol. Además, la ausencia de niveles elevados de enzimas hepáticas no descarta la presencia de HGNA o EHNA.

Las fases iniciales de la HGNA no suelen presentar síntomas y las personas se sienten bien, y los análisis de sangre rutinarios pueden no mostrar anomalías hepáticas. Foto: American Heart Association

Según el estudio, una ecografía especializada que mide la elasticidad, la grasa y la rigidez (resultado de la cicatrización) del hígado puede detectar el HGNA. Este tipo de exploración del hígado es una forma no invasiva de ayudar a diagnosticar y supervisar el tratamiento de la HGNA y la EHNA, pero está infrautilizada. La biopsia hepática es la prueba definitiva para el diagnóstico de los estadios más avanzados de la HGNA, pero es invasiva y cara.

«El desconocimiento de la alta prevalencia de la HGNA contribuye al infradiagnóstico –recuerda Duell–. Los individuos con factores de riesgo de HGNA justifican un cribado más cuidadoso».

«Parte de la buena noticia sobre el manejo de la HGNA es que una alimentación saludable, el ejercicio regular y la pérdida de peso o evitar el aumento de peso son intervenciones valiosas para mejorar la salud en la mayoría de nosotros, independientemente de si tenemos HGNA», señala Duell.

Los cambios en el estilo de vida son la piedra angular del tratamiento del HGNA en su fase inicial. Las recomendaciones dietéticas incluyen la reducción de la ingesta de grasas, la limitación del consumo de azúcares simples y la elección de más verduras ricas en fibra y cereales integrales.

La dieta mediterránea es el único patrón dietético específico recomendado por un consorcio de grupos profesionales para el tratamiento de la HGNA y la EHNA. Se recomienda evitar el alcohol, ya que incluso un consumo ligero de alcohol puede agravar la HGNA e interferir en la capacidad de curación del hígado.

La consulta con un dietista puede ayudar a las personas con HGNA a planificar y mantener una dieta saludable y a perder peso, si es necesario. La declaración cita investigaciones que demuestran que la pérdida del 10% del peso corporal redujo drásticamente la grasa del hígado y mejoró la fibrosis, con niveles más bajos de mejora con al menos una pérdida del cinco por ciento del peso corporal.

El HGNA suele prevenirse manteniendo un peso corporal saludable, haciendo ejercicio con regularidad, siguiendo una dieta de alimentos saludables para el corazón y controlando afecciones como la diabetes de tipo 2 y los triglicéridos elevados (un tipo de grasa) en la sangre. Foto: American Heart Association

Las investigaciones también apoyan que 20-30 minutos de actividad física al día reducen la grasa del hígado y mejoran la sensibilidad a la insulina, incluso en ausencia de pérdida de peso.

Añaden que es posible que se necesiten medicamentos para tratar la diabetes de tipo 2, disminuir el colesterol o reducir el peso. La cirugía de pérdida de peso puede ser apropiada para algunas personas, ya que la pérdida de peso resultante y marcada puede ser una intervención eficaz para el HGNA.

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